Resumen:
¿Establecer la distinción entre situación y condición de discapacidad no significará perpetuar la lógica del dualismo cartesiano cuerpo/ mente, proyectada en este caso —aunque no, obviamente, de manera mecánica— en la oposición individuo/ sociedad? ¿Podemos reflexionar en torno a la experiencia del cuerpo discapacitado sin pensarlo conjuntamente al cuerpo legítimo? ¿Por qué el cuerpo discapacitado es un cuerpo socialmente descalificado? ¿Es pertinente tomar como indicador de la precariedad de la situación de discapacidad la ausencia de certificación estatal? ¿En última instancia, no estaremos sosteniendo únicamente que el cuerpo discapacitado es un sujeto desvalido que requiere ser curado y objeto de asistencia? ¿No estará la clave para entender la falta de integración, más bien que en la ausencia de credenciales, en la ausencia de autonomía de las personas con discapacidad?