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Este artículo pretende realizar un recorrido histórico por los servicios de atención a las personas con discapacidad y/o en situaciones de dependencia en los últimos años, con la finalidad de mostrar la evolución paradigmática que ha existido desde la hegemonía de un modelo de institucionalización (en el que la persona con discapacidad o en situación de dependencia funcional, ya fuera ésta de carácter psíquico, físico o sensorial, recibía la atención específica en un régimen de internamiento por lo general de carácter permanente en una institución más o menos cerrada) a otro modelo en el que predomina el enfoque comunitario, caracterizado por la permanencia de la persona con discapacidad y/o en situación de dependencia en su propio domicilio, recibiendo los servicios y atenciones que requiere en el mismo o en su entorno más cercano. Ambos enfoques, por otro lado, han convivido con los cuidados y apoyos familiares que se dispensaban (y se dispensan) en el seno familiar.
Sin embargo, estas dos concepciones paradigmáticas, más que realidades disociadas, son dos tipos ideales que, aunque que se contraponen teóricamente, coexisten en la realidad debido a una multiplicidad de condicionantes normativos, sociales, culturales, económicos y políticos. Así, en la actualidad podemos observar cómo existen al menos dos variables fundamentales que inciden sobre este fenómeno de la atención a las situaciones de dependencia, empujándolo hacia dos direcciones opuestas. Por un lado, las disposiciones normativas que bajo ese enfoque comunitario están orientadas a la permanencia de la persona en situación de dependencia en su entorno habitual, en la línea de las aspiraciones de los propios afectados y de la opinión pública; por otro lado, los intereses económicos, principalmente de entidades del ámbito privado, en amortizar aquellas infraestructuras residenciales que, en un contexto de crisis económica, no han cumplido sus expectativas de cobertura. |