Resumen:
La prevalencia del trastorno de espectro autista (TEA) se ha incrementado en los últimos años, en parte debido a las mejoras de los métodos de detección y en parte a las modificaciones en la definición que se han ido incorporando a los manuales diagnósticos. Este incremento ha provocado que el índice de prevalencia por género sea en la actualidad de un 1,4/1, según algunos autores, o hasta de un 15,7/1 según otros, con un número muy superior de varones que reciben el diagnóstico en comparación con el número de mujeres que lo reciben. Las distintas explicaciones que se han dado a esta cuestión apuntan a unas determinadas diferencias de género en las manifestaciones sintomáticas del trastorno, unido a que las técnicas de evaluación que se han venido utilizando han sido mayoritariamente diseñadas pensando en una muestra con varones y, por tanto, con una mayor precisión para la detección en el caso de ellos. Asimismo, se habla de un fenómeno de camuflaje entre las mujeres con el trastorno, especialmente en los casos de alta capacidad cognitiva, quienes suelen tener mayores habilidades para compensar las dificultades de comunicación e interacción social propias del TEA. Todo esto podría estar llevando a que se estén dando casos de falsos negativos entre las mujeres que podrían tener TEA y que no se diagnostican. El objetivo de este trabajo es explorar estas diferencias de género en relación con la expresión de la sintomatología TEA y comprobar si esto se traslada fielmente a las diferencias de género en el diagnóstico, así como indagar sobre las posibles causas que podrían estar detrás de este fenómeno. Para ello se ha realizado una revisión teórica de la literatura científica publicada desde 2009 hasta la actualidad y se han seleccionado sus conclusiones más destacadas que podrían ayudar a dilucidar estas cuestiones.