Resumen:
El empleo de aparatos electrónicos en salud mental no es algo nuevo. Desde que se iniciaron los procesos de industrialización y maquinización del trabajo a mediados del pasado siglo, su desarrollo no ha cesado y su extensión se ha multiplicado a todos los ámbitos. El uso de aparatos electrónicos en el campo de la salud mental se ha producido de diversas formas. Sus aplicaciones abarcan la evaluación, el tratamiento, el autocuidado y la automonitorización de las personas diagnosticadas de algún trastorno mental. El uso de dispositivos tecnológicos de última generación ha producido algunos cambios sensibles tanto en los procesos de atención como en los efectos sobre los sujetos que participan del entramado sanitario. El artículo se propone revisar de forma crítica estos aspectos: por un lado, los efectos habitualmente reportados en los múltiples estudios realizados hasta el momento; y, por otro, y mucho menos estudiados, los efectos producidos por las nuevas prácticas sobre las subjetividades en juego.