Resumen:
Múltiples estudios han demostrado la ineficacia de los modelos tradicionales de atención, la opinión científica y los Organismos Internacionales reconocen a nivel global los beneficios que tendría la implementación de un modelo basado en una atención integral y centrada en la persona (AICP) en la que se combinen, por una parte, los planteamientos que consideran inexcusable la transversalidad de los servicios de apoyos y cuidados para poder ofrecer una atención integral, flexible y continuada. Y, por otro lado, los elementos de la atención centrada en la persona (ACP), cuyos beneficios han sido ya contrastados en la atención terapéutica, así como en otros ámbitos de la intervención social como la infancia, el sinhogarismo, el ámbito de la discapacidad, la salud mental y, de manera mucho más reciente, en la atención a personas mayores en situación de fragilidad o dependencia. La transformación que se necesita constituye un cambio de paradigma que demanda un cambio cultural. Se trata de un asunto que es (o debería ser) de interés e involucrar a toda la sociedad, porque en él se encuentra implícito el desarrollo de la economía, la sostenibilidad del sistema de salud y de los servicios sociales, la imprescindible accesibilidad del urbanismo, el derecho a tener una vivienda accesible y digna.