Abstract:
Se tiende a dar por descontado
que es necesario formar a los trabajadores domiciliarios antes de que
comiencen a desempeñar sus tareas.
Pero quizá esta necesidad de formación no sea tan obvia. Al fin y al
cabo, podría argumentarse que la
prestación va a consistir, en la mayor
parte de los casos, en la ejecución
de tareas domésticas y un ama de
casa que haya sacado adelante a
una familia ha demostrado sobradamente su competencia en estas
materias. Aunque hay razones suficientes para descartar un enfoque
tan simplista del Servicio de Ayuda
a Domicilio (S.A.D.), el hecho es
que su crecimiento no se ha visto
correspondido por un desarrollo proporcional de las actividades de formación dirigidas a los profesionales que lo prestan. Sin embargo,
no parece que esta situación sea
consecuencia de la convicción de
que no es necesario formar a los
trabajadores domiciliarios; probablemente tengan más que ver en ello
las dificultades presupuestarias, la
urgencia social que ha impulsado
la creación de los servicios y la
ausencia de una tradición asentada
para la formación de profesionales
de bienestar social, salvo, claro está,
los asistentes sociales.