Resumo:
En España, aproximadamente el 3% de los muertos en accidente de tráfico es un niño de hasta 14
años. Sin embargo, con independencia de la importancia cuantitativa, es evidente la importancia cualitativa
y sentimental que la pérdida de una vida que apenas comienza, o su sufrimiento, tiene sobre
una sociedad que, de forma natural, acepta y asume como una de sus obligaciones, con entronque en
sus valores primarios y por tanto más fuertemente arraigados, el salvaguardar y proteger a su “prole”,
incluso considerada ésta de forma global. A este efecto conviene recordar, por ejemplo, la enorme trascendencia
social de los accidentes de transporte escolar por relación a otros de naturaleza análoga en
que las víctimas son adultos. Sociológicamente, por tanto, esta carga de sensibilidad hacia los accidentes
infantiles es quizás su nota más característica. Sin embargo, más adelante veremos cómo la
misma sociedad, instrumentalmente, es remisa a colaborar en las medidas que pueden evitar dichos
eventos.