Laburpena:
El objetivo de este trabajo consiste en seleccionar aquellas pruebas que mejor permitan examinar, desde un punto de vista formal, el lenguaje del niño con hipoacusia. Dado que el desarrollo lingüístico de las personas con discapacidad auditiva no avanza de forma homogénea en todas sus dimensiones, consideramos fundamental analizar todos los aspectos del lenguaje. Las pruebas escogidas, según criterios fijados en nuestro estudio, han sido: PPVT-III Peabody. Test de Vocabulario en Imágenes; Evaluación fonológica del habla infantil (L. Bosch); Registro Fonológico Inducido (M. Monfort); Evaluación de la Discriminación Auditiva y Fonológica (EDAF); Escala Magallanes de Lectura y Escritura (EMLE-TALE-2000); Prueba de Lenguaje Oral de Navarra-Revisado (PLON-R); Batería de Lenguaje Objetiva y Criterial Screening-Revisado (BLOC S-R); Test de Comprensión de Estructuras Gramaticales (CEG), y el Subtest de Vocabulario del WISC-IV. Esta evaluación se complementa con un cuestionario dirigido a quienes aplican los test y con la opinión de expertos logopedas en el terreno práctico. Como resultados, en general, todas las pruebas se han mostrado adecuadas según su finalidad. Las que mejor se corrigen son EDAF, PPVT-III Peabody y BLOC-SR y la que peor, la Evaluación fonológica del habla infantil de Laura Bosch. Para nosotros, el procedimiento de aplicación de PPVT-III Peabody y PLON-R es ideal para niños con hipoacusia, presentando mayores dificultades el EDAF y BLOC-SR y siendo más difíciles de aplicar, el Registro fonológico de Laura Bosch y el EMLE-TALE-2000. Consideramos que esta selección de pruebas es adecuada, siempre y cuando tengamos en cuenta la edad de desarrollo del niño con discapacidad auditiva y las modificaciones específicas que debemos adoptar en esta población.