Resumo:
En un contexto patriarcal y neoliberal, el género y otros ejes de poder condicionan quiénes somos como individuxs y cómo nos relacionamos y construimos lo colectivo. La formación de la autoestima, la definición de la autonomía o el papel que asignamos a las emociones están muy influidos por los mandatos de género: lo que es masculino –y, por tanto, hegemónico y poderoso– y lo que es femenino –y, por tanto, subordinado e invisibilizado–. Por este motivo, la definición y el abordaje de la salud mental en nuestra sociedad son patriarcales tanto como nuestra misma forma de enfermar. Se propone la perspectiva de género y la mirada feminista como una metodología para pensarnos de forma distinta, valorar lo común y reconstruirnos desde la vulnerabilidad y la interdependencia.