Resumen:
El crecimiento de la exclusión infantil pone de manifiesto la urgencia de una mayor coordinación entre la escuela y los servicios sociosanitarios. Como institución transmisora de la cultura, la escuela contribuye a garantizar la igualdad de oportunidades de la población adulta, pero no puede responder por sí sola al alumnado con necesidades educativas especiales. La escuela constituye una referencia clave dentro de la vida social de los barrios y, por lo tanto, puede jugar un papel dinamizador de primer orden en cualquier política comunitaria.