Resumen:
El tópico de la discapacidad, su naturaleza, efectos, dinámicas e intervenciones ha sido históricamente aprehendido y monopolizado por el modelo biomédico rehabilitador. Primero con una psiquiatría que categorizaba y nombraba a los locos como “deficientes mentales” o “patológicos” y de esta forma mutaba la forma de intervenir a este colectivo. Posteriormente y bajo el nacimiento y consolidación de paradigmas mecanicistas para intervenir el cuerpo, sobre todo en la época post-segunda guerra mundial donde el objetivo de los interventores del cuerpo era rehabilitar en aras de recuperar funcionalidad, es así que se consolidan disciplinas médicas, quienes se autoproclaman las expertas en discapacidad. Minusválidos, especiales, impedidos y angelitos, todos estos son rótulos utilizados comúnmente para denominar a las personas en situación de discapacidad. El carácter peyorativo de dichas denominaciones no es casual ni ingenuo. Utilizando un lenguaje de Castoriadis (1998), el magma de significaciones que ejerce toda su fuerza en la polisemia propia de los conceptos y que encuentra una forma de comprenderse por medio de la Indexicalidad, acaba anclándose en nuestra sociedad y circulando como formas “naturales” de nombrar. Estas formas de nombrar conducen a formas de observar, de vigilar y de intervenir a las personas en situación de discapacidad. Entendemos que las PsD son cuerpos vigilados por un modelo médico rehabilitador hegemónico, intervenidos por políticas públicas asistencialistas del Estado y cuya comprensión social de su condición es mediada por imaginarios que se alimentan de estas formas de vigilar y de intervenir. Por otro lado se crean y recrean relaciones de evidentes distancias cognitivas entre egos normales y alters diferentes (Dittus 2011, Aravena y Baeza, 2013) las PsD son definidas como cuerpos con disposiciones permanentes de expectativas subjetivas negadas (no pueden tener sexo, no pueden trabajar, no pueden ir al baño, etc.) emergen imaginarios y representaciones de la discapacidad que circulan en formas ideológicas y terminan estableciendo prácticas de exclusión y segregación (Brogna, 2006; Ferrante et al., 2008; Ferreira, 2008) El objetivo de esta ponencia es presentar evidencias empíricas (numéricas y textuales) que refuerzan estas ideas conceptuales y establecen de forma aparente los imaginarios (Baeza, 2009, 2015; Castoriadis, 1998) que nutren la visión de la discapacidad. A través de resultados provenientes de encuestas y entrevistas en profundidad pretendemos explicitar los discursos, imaginarios y representaciones que tienen diferentes actores sociales con respecto a las personas en situación de discapacidad. Los resultados sugieren una influencia predominante del modelo médico rehabilitador como configurador de imaginarios que suben al Estado en forma de verdades ideológicas que se expresan en políticas públicas asistencialistas y cuyos contenidos se anclan y terminan naturalizándose en la sociedad civil, legitimando discursos, prácticas, miradas, estereotipos, prejuicios, reconocimientos y desconocimientos hacia personas en situación de discapacidad.