La creación de vínculos afectivos es fruto del diálogo relacional que se establece entre padres e hijos a partir de las interacciones cotidianas durante los primeros años de vida. La presencia de la discapacidad en el niño puede originar una fractura inicial de la relación por el significado emocional, teñido de angustia e incertidumbre, que genera en los adultos y por las limitaciones que el niño pueda manifestar para responder a la interacción.