Abstract:
Las personas con discapacidad acceden en mucha menor medida que las personas sin discapacidad al sistema educativo; todas las estadísticas nacionales de las que se dispone así lo muestran. De ahí que venga siendo una demanda reiterada la de la inclusión educativa de las personas con discapacidad. En este trabajo se pretende situar en perspectiva dicha demanda: en primer lugar, señalando que en un contexto globalizado, el acceso desigual a los recursos educativos se distribuye, a su vez, desigualmente en el primer y en el tercer mundo; en segundo lugar, señalando que parte de las funciones estatales de la educación es la homogeinización cultural de las poblaciones mediante la imposición de un código cultural “erudito” que es, históricamente, potestad sólo de una minoría. Tomando esto en consideración se expone cómo una adecuada inclusión educativa de las personas con discapacidad requeriría una transformación de los propios sistemas educativos: en ellos, o está ausente, o la temática de la discapacidad se inscribe en las formulaciones del modelo médico-rehabilitador; ni éste ni su alternativa crítica, el modelo social, asumen la deficiencia fisiológica inscrita en la discapacidad como una construcción social, es decir, no toman en consideración el cuerpo como categoría central, locus de la experiencia y depositario de las estructuras sociales. Hace falta, pues, un nuevo discurso sobre la discapacidad, asociado a lo que hemos denominado una nueva “política del cuerpo” para poder lograr de manera efectiva la inclusión educativa de las personas con discapacidad.